Los representantes de este movimiento prefirieron
hablar más de "postura vital" que de una corriente entendida como tal.
En todo caso, el expresionismo se identificó frecuentemente con
anticonformismo y sus exponentes fueron vistos como iconoclastas. El
movimiento tendría sus momentos estelares durante la segunda década del
siglo e inicios de la tercera.
El expresionismo no abstrae geométricamente las
formas, como el cubismo, ni es una manifestación situada entre el sueño y
la vida, como el surrealismo. El expresionismo, basándose en la
intuición, depura, intensifica e interpreta la realidad, pero nunca se
aparta totalmente de ella.
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